El Papa Francisco pidió "ir al encuentro de los más
necesitados", en un mensaje dirigido a los fieles que celebran la
festividad de San Cayetano, en Buenos Aires.
"Hoy el lema es ir al encuentro de los más necesitados, los que necesitan que les demos una mano, que los miremos con cariño, que compartamos su dolor, sus ansiedades, sus problemas. Lo importante no es mirarlo de lejos o ayudarlo desde lejos, no, no. Es ir al encuentro, eso es lo cristiano, eso es lo que nos enseñó Jesús", dijo el sumo pontífice en un mensaje grabado que se transmitió en una pantalla gigante la medianoche del miércoles, antes de que se abrieran las puertas de la centenaria parroquia a los peregrinos que aguardaban desde hace varios días para pedir o agradecer por trabajo.
El Papa Francisco, que durante 15 años ofició la misa principal de la festividad como arzobispo de Buenos Aires, se dirigió a los devotos en un tono coloquial y pausado. En el mensaje se refirió al lema elegido en esta ocasión: "Con Jesús y San Cayetano, vamos al encuentro de los más necesitados", en coincidencia con el centenario de la parroquia ubicada en el barrio de Liniers.
"A veces yo le pregunto a una persona si entrega limosna... 'Si padre'... Y cuando da limosna, ¿mira a los ojos a quien le da?... '¡Ah! No sé, no me di cuenta'... Entonces no lo encontró, le tiró limosna y se fue. Si no lo tocaste no te encontraste con él", dijo el Papa.
"Necesitamos saber encontrarnos. Tu corazón, cuando se encuentre con los que más lo necesitan, se va a empezar a agrandar y agrandar, porque el encuentro multiplica la capacidad del amor. El encuentro con otro agranda el corazón, anímate. Que Dios te bendiga y por favor no te olvides de rezar por mí", finalizó el Papa.
Cayetano, italiano nacido en 1480 en el seno de una familia adinerada, estudió abogacía e ingresó a la cancillería de los Estados Pontificios, donde tuvo una destacada labor. Preocupado por el excesivo lujo de los palacios y la miseria de los suburbios, decidió abandonar la carrera y se hizo sacerdote. Austero, fundó un monasterio que dio refugio a hambrientos, enfermos y prostitutas arrepentidas. Murió el 7 de agosto de 1547. Fue canonizado en 1671.